Comunicado de la Marcha por el Cierre de la Incineradora de Valdemingómez
La gestión de la Incineradora apesta más que la propia basura
Madrid, 30 de enero de 2022
El último contrato de la incineradora venció el 4 de junio de 2020 sin posibilidad de renovación. El Ayto debería haberlo previsto, iniciando la licitación de un nuevo contrato antes de la finalización del entonces vigente. Cualquiera entendería que, debido a algún problema burocrático, la adjudicación se hubiese retrasado dos o tres meses ¿pero casi dos años? ¿Qué ha podido pasar para que el ayto dirigido por aquellos que presumen de “saber gobernar”, de ser impecables gestores, no haya sido capaz de adjudicar este servicio en un año y algo más de siete meses?
Parece claro que la gestión de Valdemingómez apesta más que la propia basura. Prácticamente desde el principio, los actuales responsables municipales nos dijeron que no querían un contrato por otros 25 años, que como el existente acababa en 2020 no harían un contrato por más de 5 años, que estaban estudiando la situación. Pero cuando la Comunidad de Madrid denunció la Estrategia de Residuos de la ciudad no se lo pensaron ni un minuto, el Ayuntamiento de Madrid con Almeida a la cabeza y Carabante al timón, se allanaron para anular aquel plan que establecía que la Incineradora debía reducir lo que venía quemando a la mitad en 2022, para dejar de funcionar en 2025.
Casualmente, poco después de anunciar esta nueva marcha a la Incineradora, y a raíz de que la prensa señalase lo que la Mesa por el Cierre de la Incineradora de Valdemingómez y la oposición veníamos denunciando desde hace tiempo, esto es, la escandalosa, por irregular, situación de la Incineradora, Almeida adjudica el contrato en la Junta a de Gobierno de la semana pasada, qué casualidad y, con ello, definitivamente nos condena a cinco años más de contrato, que suponen el abandono definitivo de la hoja de ruta para el cierre de esta arcaica industria de la quema de lo que podrían ser recursos.
Y es que ellos han querido siempre que la incineradora siguiera operando a pleno rendimiento, costase lo que costase y de la forma que fuese, con o sin estrategia, con o sin contrato. Poco les importa que el único estudio epidemiológico realizado por el Ayuntamiento de Madrid señale una presencia de dioxinas y furanos en el Ensanche de Vallecas que triplica a la obtenida en la Calle Montesa del distrito Salamanca. Aquel estudio, que hacía saltar las alarmas sobre estos compuestos peligrosos, indicando que deberían “...ser objeto de un mayor seguimiento tanto para confirmar estas diferencias como para valorar las posibles fuentes de emisión relacionadas.” parece haber caído en saco roto. Cuatro años después de aquello ¿dónde están los estudios y sus mediciones? siempre nos han dicho que los estudios estaban contratados, que se estaban haciendo, que eran complejos y que no podían darnos datos parciales, etc etc volvemos a repetir ¿dónde están los resultados de esas mediciones? ¿en la cola de impresión, como el contrato de la incineradora?
El estudio municipal no es el único que alerta sobre la peligrosidad de las incineradoras. En 2012, el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III publicó un estudio que concluía que "existe un incremento significativo del riesgo de muerte por cáncer en las localidades próximas a incineradoras e instalaciones para la recuperación o eliminación de residuos peligrosos”. Este es solo uno de las decenas de informes científicos que se han publicado con conclusiones equivalentes. El origen de la peligrosidad de estas instalaciones está en sus emisiones, que contienen desde benceno y metales pesados (Arsénico, Cadmio, Cobalto, Cromo, Manganeso, Níquel y Plomo) a las funestas dioxinas y furanos, que son los compuestos químicos más perdurables en los humanos. Dioxinas y furanos son contaminantes ambientales que pertenecen a la llamada “docena sucia”, un grupo de productos químicos muy peligrosos. También forman parte de los llamados COP o Contaminantes Orgánicos Persistentes, señalados por diferentes estudios por su relación con el incremento del riesgo en la población de contraer diversos tipos de cáncer (pleura, vesícula, estómago o páncreas) y enfermedades graves (como el linfoma no Hondgkin o malformaciones en recién nacidos).
A día de hoy ¿sabemos qué emisiones está generando la Incineradora de Valdemingómez? no, claro que no. Entre otras cosas porque el Ayuntamiento de Madrid lleva sin publicar su memoria anual desde 2019. En realidad, lleva sin rendir cuentas públicamente con regularidad durante todo el actual mandato, ya que la memoria de 2019 fue publicada en abril de 2021. Y esos son los últimos datos oficiales con los que contamos. Datos que son muy preocupantes, porque nos dicen que Madrid no camina en la necesaria senda de la reducción de residuos. Así, en 2019 entraron en el parque tecnológico de Valdemingómez 1.341.450 toneladas de residuos, 10.573 toneladas más que en 2018. De ese total la Incineradora destruyó el 24,82%, 332.980 toneladas, a razón de 912 toneladas cada día. 4300 toneladas más que en 2018, que había registrado el máximo histórico de incineración.
Por todo ello, Amnistía Internacional, Ecologistas en Acción Madrid, la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) y el Grupo de Acción para el Medio Ambiente (GRAMA) exigimos:
- El diseño y ejecución de un Plan de Cierre de la Incineradora de Valdemingómez, que respete los plazos previstos en la Estrategia de Prevención y Gestión de Residuos de la Ciudad de Madrid, fijados en la reducción de la incineración al 50% en 2022 y cierre definitivo en 2025. Si pudiera ser antes, mejor que mejor. Veinticinco años de incineración eran demasiados, treinta serán excesivos, más años aún sería directamente un disparate.
- La licitación y puesta en marcha del contrato de mediciones mensuales en inmisión de contaminantes orgánicos persistentes, en el entorno del Parque Tecnológico de Valdemingómez, realizadas por un organismo o empresa de independencia acreditada y que dé acceso a los datos de forma transparente y continua a la ciudadanía.
- La creación de una Comisión de Seguimiento del Plan de Cierre de la Incineradora de Valdemingómez, participada por entidades sociales, vecinales y ecologistas.
- La agilización de la creación, aprobación y tramitación de la Estrategia de Prevención y Gestión de Residuos de la Ciudad de Madrid, sin dejar de trabajar en la implementación de políticas responsables dirigidas a la reducción de la generación de residuos y a su gestión enmarcada en los principios de la economía circular, el respeto al medio ambiente y el cuidado de la salud pública. 18 meses a contar desde septiembre de 2021 nos parece mucho tiempo, cuando ya contamos con texto de partida.