Mariano Fuentes, delegado del Área de Desarrollo Urbano del Ayto de Madrid, escribía hace unos días una columna dirigiéndose a las personas que vivimos en un PAU, aunque más bien parecía que escribía para aquellas que os estáis pensando elegir un PAU para vivir. En ese texto, una buena parte de lo que contaba el delegado era un cúmulo de tópicos con medias verdades, en plan “qué malos son los otros, yo sí que te entiendo”. Pero no era tanto lo que decía como lo que no te contaba, lo que nos ha impulsado a escribir esto. Porque nos parece esencial contarte, desde nuestra experiencia, cómo es eso de vivir en un PAU, no vaya a ser que cometas un error que trunque tu proyecto de vida, como le ha pasado a muchas familias de nuestro entorno. Familias que han acabado yéndose del barrio porque aquí no encontraban lo que buscaban.
Vaya por delante que hay muchas cosas que nos gustan de nuestro barrio, ya sabes, casas más amplias, modernas, con ascensor, garaje, dos baños y trastero. Está claro que mejoran mucho las condiciones respecto de las viviendas de nuestros padres y madres. Luego está lo de vivir en una manzana cerrada, con piscina y jardín. Hay familias le dan mucho valor, pero también las hay que ven en ello un problema de ruidos, convivencia y, claro está, lo caro que es mantener todos esos servicios. La mayoría pagamos cuotas de comunidad por encima de los 80€/mes y como en tu edificio se decida poner un servicio mínimo de conserjería 24 horas, la factura sube fácilmente a los 100€ o más. Vamos, que para una familia trabajadora la cosa se pone un poco apretada. Además, como las comunidades de manzana completa están compuestas de más de 200 viviendas, lo de llegar a cualquier acuerdo que no sea que haya lo mínimo imprescindible, acaba siendo poco menos que imposible, imagínate una asamblea con 200 propietarios decidiendo. Son comunidades ingestionables, con muy poca participación vecinal a partir del primer año y manejadas al antojo de los administradores de fincas. Y eso, créenos, es un gran problema que afecta y mucho a tu vida diaria.
Capítulo aparte son los impuestos, vaya, algo que a Mariano se le olvidó comentar. ¿A que no sabes que de IBI pagas como cualquier piso del barrio Salamanca? pues así es. Como en la finca hay muchas zonas comunes con el portal, el garaje, la piscina, el jardín y el interior de la “urba”, como dice Mariano, pues la broma te sale de 600€ para arriba. Y es aquí donde cualquiera empieza a notar que las cosas no son ni como te las cuentan, ni como te pensabas.
Si estás mirando piso y PAU para irte a vivir allí, seguramente habrás visto unos estupendos anuncios con preciosas infografías en las que junto a edificios inmaculados y calles relucientes, hay ciudadanos caminando alegremente por amplias avenidas, apasilladas de hermosos árboles de grandes copas y setos de arbustos perfectamente cuidados. Todo ello con un brillo al más puro american way of life. Son bonitos, sí, pero también son falsos.
Si además has leído un poco sobre ese PAU, el que sea, habrás visto que se presenta como la ciudad del futuro, siempre bien comunicada con el centro de la ciudad, con una buena red de transportes, en la que un gran número de empresas de primera línea han decidido invertir, porque es evidente que el futuro ya ha llegado y está en ese increíble barrio. Un amplio territorio, casi siempre con capacidad para más de 10.000 viviendas o incluso mucho más y una gran reserva de suelo para servicios públicos y, lo que es mejor aún, con numerosas y amplias zonas verdes en las que disfrutar con tu familia, hacer deporte, pasear a tu mascota y respirar aire puro.
Bueno, pues vete olvidando de eso que te quieren vender, porque lo que te vas a encontrar no tiene nada que ver con el folleto publicitario de la constructora, ni con el de Mariano. Aquí comienza un breve resumen de nuestra experiencia en lo relativo al barrio como tal y de aquellas cosas que dependen de las administraciones públicas.
La ciudad de los 15 minutos es un eslogan que se utiliza para ilustrar lo que debería ser una ciudad y sus barrios. Un lugar donde todo lo importante, desde el trabajo a la educación, pasando por el mercado o el centro de salud o allí donde tienes que hacer un trámite, no esté a más de 15 minutos de tu casa andando o en transporte público. Mariano se refiere a ello con un gracioso “si sólo estás a 15 minutos del centro”, como si hubiera cambiado su papel de concejal por el de un vendedor de una inmobiliaria. No sabemos qué PAU tendrá él en mente, pero desde el Ensanche de Vallecas al centro en metro hay por lo menos 35 minutos. En bus olvídate, porque su recorrido parece más el de un autobús turístico y tendrías que coger dos o tres para llegar al centro y en coche, ay en coche... ¡En coche no hay que ir al centro! ¿o es que a Mariano se le ha olvidado lo de la contaminación?
No queremos sonar muy eco-friendly, ni decirle a nadie lo que tiene que hacer, pero es que como vivimos al lado de la incineradora de Valdemingómez, somos sensibles a estos problemas y tampoco queremos que las actitudes irresponsables de algunos empeoren aún más las condiciones de vida de nuestros/as hijos/as. Porque Mariano no quiere que nadie le diga cómo vivir, pero resulta que él sí nos lo dice a quienes vivimos en el Ensanche de Vallecas y a quienes puedan llegar a vivir algún día en Valdecarros. Nos dice: os ha tocado vivir al lado de la incineradora y el vertedero de Valdemingómez, así que si os molestan sus malos olores y los gases cancerígenos, ahhh, no haberos ido a vivir allí. Haber elegido otro PAU. Tal vez por eso estos PAUs los venden como la última reserva de viviendas asequibles. Quizás por eso él en su artículo solo nombra a las Tablas, Valdebebas o El Cañaveral.
Si ya sois una familia con hijos/as vuestro primer problema será la educación. Si llegas al barrio en sus primeros años de existencia olvídate de tener escuela infantil, colegio o instituto, ya sean públicos o privados. No hay. Y es que los PAUs no están pensados para parejas con hijas/os, sino para que sean colonizados por parejas jóvenes recién emancipadas. Esto da tiempo suficiente para que alguna empresa privada instale un colegio con escuela infantil para las primeras crianzas. ¿Y por qué no puede ser público? Pues ya sabes, porque la Dirección de Área Técnica (DAT) de la Consejería de Educación (Comunidad de Madrid) dará su respuesta ensayada, que no hay suficiente demanda para instalar un colegio/escuela infantil público. Y tú pensarás, vamos a ver, si una empresa privada, que hace las cosas por dinero porque es un negocio, decide abrir un cole en el barrio será porque hay demanda ¿no? Pues claro que hay demanda, pero como para que esa empresa pueda hacer negocio no debe tener competencia, se le da gratis a esa empresa una parcela de suelo público y se retrasa la construcción del equipamiento público el tiempo que sea necesario, el que haga falta para que esa empresa consolide su negocio. Fácil ¿verdad? Mariano esto no te lo va a contar.
Para que te hagas una idea, el primer colegio público del Ensanche de Vallecas se creó administrativamente en 2006, que es cuando llegaron la primeras familias al barrio, pero estuvo desplazado en un antiguo colegio de la UVA de Vallecas mientras se hacía su proyecto, se le asignaba presupuesto, se construía su primera fase, etc. No se inauguró hasta enero de 2011, cinco años después. Luego se simultanearon las clases en la primera fase mientras se construía la segunda, es decir, los chavales daban clase con el ruido de las obras de la segunda fase. Sin embargo, el primer colegio concertado se inauguró en enero de 2010 con el edificio completo para escuela infantil, primaria, secundaria, bachillerato y formación profesional. Bien, pues este es el modus operandi de la Comunidad de Madrid en los PAUs. Ahora vendrá Mariano y nos dirá aquello de que la gente prefiere la concertada y que las administraciones tienen que dar facilidades para que la gente pueda elegir. Traducción: las administraciones tienen que dar facilidades para que la gente pueda elegir concertada, poniendo dificultades a que la gente pueda elegir pública.
En sanidad la cosa es más o menos igual. Lo normal es que haya un centro de salud de atención primaria por cada 25.000 habitantes, así que la Comunidad de Madrid dilata a más no poder su construcción. Hay barrios como Butarque que llevan más de 10 años sin centro de salud, o como el PAU de Montecarmelo, que en 2007 el Ayuntamiento cedió el solar a la Comunidad de Madrid para su construcción. Diez años después, en noviembre de 2017 la Consejería de Sanidad se comprometió a iniciar las obras en junio de 2018 para que en noviembre de 2019 estuviera funcionando. Pues bien, en 2021, con más de 17.000 vecinas y vecinos siguen sin centro de salud y ni rastro de las obras.
En nuestro caso, el centro de salud se inauguró en 2007, en una zona colindante con el barrio de Congosto de nuestro distrito, Villa de Vallecas, del que derivaron a 11.000 personas a este nuevo centro de salud y a parte de la plantilla de otro centro del Congosto. Por entonces ya vivían en nuestro barrio algo más de 5.000 personas, por lo que era de esperar que en poco tiempo se quedaría pequeño. El centro se inaugura el 3 de abril para que Esperanza Aguirre se pueda hacer la foto sin pisar la campaña electoral de entonces, pero el centro no entra en funcionamiento hasta el 18 de abril y lo hace en obras, sin terminar una de sus plantas, sin sistemas informáticos y sin conexión a internet, necesaria para acceder a historiales clínicos, etc. En 2021, con más de 50.000 vecinas y vecinos, el Ensanche de Vallecas sigue con el mismo centro de salud colapsado, sin pediatras ni médicos/as de familia suficientes, con una pequeña ampliación de salas hecha en 2020 y con la previsión, poco creíble, de que se construya y entre en funcionamiento el segundo centro de salud, a finales de 2023. ¿A que esto no te lo cuenta Mariano? A Mariano le debe parecer poco importante que puedas ir al médico en tu barrio. Como da por sentado que tienes coche y que te mola lo de conducir, pues ya está, mantienes tu tarjeta sanitaria en tu actual centro de salud, que para eso Esperanza Aguirre ya se encargó de establecer el área única sanitaria, para estas cosillas sin importancia.
Limpieza, menudo temón. Como el PAU no haya entrado, en su momento, en los actuales contratos integrales de limpieza, os tiraréis meses hasta ver aparecer algún/a operario/a de limpieza y años hasta que se regularice el servicio, asignando personal y medios, por lo que lo normal es no ver nunca a un/a barrendero/a con su carrito por las calles del barrio. Como son calles tan anchas y la zona es tan extensa la valoración del Ayto es que el sistema convencional de limpieza no sirve y que para cubrir la basta extensión de un PAU hay que hacerlo con medios mecánicos, que cubran mucho, con poco personal y que más o menos cunda. Traducción: un camión con cuba de agua y un par de operarios van baldeando esas aceras anchas y retirando lo mas gordo, lo demás se queda en la calzada. Esto se hace una vez a la semana, sólo en las calles principales, no en las secundarias. Luego una barredora con dos sopladoras limpian en acera y calzada una o dos veces al mes en calles principales y secundarias, según el caso, pero sólo en las que tienen calzada. Las calles secundarias peatonales, en el mejor de los casos, reciben la visita de un camioncillo una vez cada 15 días, para vaciar las papeleras, pero nunca se barren. Cuando la cosa está muy sucia y si se tercia, te envían a las sopladoras, que hacen lo que pueden. Esto Mariano se lo calla, aunque sabe perfectamente que la baja densidad de población de nuestros PAUs, por ser zonas tan amplias y grandes, les resultan poco rentables a las empresas y la chicha del presupuesto se mete en el centro de la ciudad y no en estos barrios, que nunca están limpios y cuya imagen dista mucho del folleto con el que nos los vendieron. ¿Entiendes ahora lo del IBI del barrio Salamanca y el servicio de un barrio periférico? Ay Mariano, Mariano, una verdad a medias también es una mentira a medias.
Podríamos seguir escribiendo páginas y páginas y no acabaríamos, porque la cosa da para escribir un libro de los gordos. Y te contaríamos que nuestro barrio, con avenidas de ¡diez carriles!, empezó sin semáforos y hasta que no hubo varias víctimas y tras varias protestas no empezaron a instalarlos. Hoy, 15 años después siguen faltando semáforos, badenes y demás medidas de seguridad vial y sigue habiendo víctimas. O que si eres de los primeros del PAU no te llegará el correo si el ayto no pone las placas de los nombres de las calles, por lo que puede que tardes más de un año en recibirlo de forma continua. En definitiva, tras 15 años nuestro barrio sigue sin tener servicios suficientes para su población y presenta una carencia dotacional clamorosa. Por eso no entendemos cómo un responsable municipal que lo sea, responsable, puede decidir iniciar nuevos proyectos de PAUs como el nuestro para, que acaben teniendo los mismos problemas que el nuestro. No es decente, Sr. Mariano Fuentes, no es decente.
Lo que sí que no podemos dejar de decir es que cada una de las cosas que hacen habitable nuestro barrio las tenemos porque la asociación vecinal las persiguió, haciendo reclamaciones, denuncias públicas, manifestaciones e incluso algún que otro pleito legal y esto Mariano tampoco te lo va a decir, claro está. Así que, de verdad, lo más rentable que puedes hacer, si decides vivir en un PAU, es asociarte en la asociación vecinal y la AMPA/AFA del cole de tus hijos/as y luchar junto con tus iguales para que no se olviden de tu barrio y tu familia.